Music without boundaries

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11/10/05

El otro dia lei en el periodico una entrevista que le hicieron a un ninyo superdotado (aunque en la entrevista no era ya un ninyo) en donde decia que el, a los cinco anyos de edad, se tumbaba en la cama y sentia melancolia. Claro, el se preguntaba que le pasaba, pero no se atrevia a decirselo a nadie...digo yo que no entenderia lo que realmente sentia.
Hay una edad en que los ninyos empiezan a preguntarse cosas. La forma mas sencilla de salir de dudas es trasladarselas a sus padres, ya que en ellos reside una enorme credibilidad y sabiduria a ojos de los pequenyos. Pero llega un dia en que los padres ya no pueden contestar todas nuestras preguntas, porque como al chico superdotado le sucedia, no sabemos definir que tipo de sensacion es la que nos embarga y no tenemos los mecanismos para descifrarla. Ese dia, nos empezamos a dar cuenta de que nos hacemos mayores, de que nuestra burbuja infantil ya no nos protege de las tempestades de la vida, pero es entonces cuando empezamos a construir algo realmente nuestro. Ese dia es el primero de algo nuevo, mas grande, mas crudo, mas doloroso pero sobretodo mas cerca de la verdad. Y la verdad angustia.
Repentinamente nos encontramos en la adolescencia, que es cuando no solo ya no preguntamos a nuestros padres, sino que ni tan siquiera queremos contarles ya nada; queremos ser "independientes" porque estamos desilusionados con lo que nos encontramos en la nueva esfera post-burbuja, porque tenemos muchas preguntas sin respuesta y debido a que venimos de la esfera de los suenyos en donde nos sentimos protegidos e imperturbables, y nos encontramos mas cerca de la verdad; mas indefensos, mas perturbables, mas cerca de la angustia. Por eso queremos aparentar ser mayores, necesitamos aparentar que dominamos la situacion para no denotar debilidad, aunque lloremos a menudo. Mostramos indiferencia, crueldad, insensibilidad, superioridad, solo por el hecho de sentirnos arrogantes, despreciativos ante la vida. Tomamos riesgos. Imitamos lo que creemos que nuestra sociedad va a valorar de nosotros, y quiza sea verdad, quiza nuestra sociedad valore la arrogancia, o la premie, mas que valorarla. Lo que si es cierto es que seguimos teniendo esas dudas dentro de nosotros, esas cuestiones que se van volviendo mas metafisicas cuanto mas dias pasan. Esas preguntas sin respuesta que nos llegan a angustiar, eso que no queremos mostrar. Pero la angustia ya esta alli. A partir de ese momento solo podemos angustiarnos mas y mas, aunque yo prefiero estar mas y mas angustiado pero mas y mas cerca de la VERDAD.

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Juan Ramón Jiménez

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