Círculos concéntricos

1c

14/12/05

Siempre hay un momento antes de dormirse en el que a uno se le ocurren cosas peculiares. Ese es el instante en el que justo después se pierde la conciencia y se pasa al letargo revitalizador que supone dormir. En un momento de esos tuve la sensación de convertirme, como si de un libro de Kafka se tratara, en una fría y apretada tuerca. Sí, una tuerca de esas que permanecen todo el tiempo apretadas, forzadas a unir una parte de algo con el resto de lo otro. En concreto se me ocurrió pensar en las tuercas de mi bicicleta, en particular en la que sujeta mi rueda trasera, que tantos problemas me da.
Cuando corro demasiado la cadena de mi bici salta. Es algo que me pasa demasiado a menudo y que me jode. Habitualmente suele suceder porque ella me incita a alcanzarla. Yo no quiero ceder, pero ocúrreme que resistirse supone demasiado autocontrol. Algo de lo que, en situaciones normales yo podría alardear, pero de lo que carezco delante de ella. La raíz, la causa o la razón de porque la cadena me salta es La tuerca. Ella suele aflojarse y con ello la rueda pierde su posición original. De ahí que al pedalear la cadena pierda fácilmente su trayectoria habitual y se salga.
Intento esforzarme en pensar como una tuerca. Quitando el hecho de que, como nos ensenyaron en la escuela, es un objeto inanimado, sin vida (siempre recordaré el ejemplo que me daban: La piedra), y dejando volar la imaginación, La Tuerca debe de estar ejerciendo un esfuerzo terrible. Que debo yo pensar cuando se desplaza y me hincha las venas? De quién es la culpa? Ella resiste todo lo que yo llego a apretarla, verdad? Entonces puede ser cierto que me defraude en el momento menos oportuno, adrede? Sinceramente creo que soy yo! que no la comprendo lo suficiente. De hecho pocas veces se movió cuando yo fui a la velocidad adecuada. Ella puede necesitar no ir demasiado forzada, de otro modo es cuando cede. Diría más: debe tratarse de una tuerca vieja, a la que la vida ya mucho le ha hecho soportar y poco quiere ya más sufrir.
Qué razón! Pobre Tuerca, yo quejándome de ella cuando me negaba a comprenderla de verdad. Tan superficial, ocupando una posición tan poco destacada pero tan necesaria! Donde se glorifica a aquellos que trataron de unir? Que lugar les queda en el paradiso a los que se sacrificaron por los demás? Por los que pudieron disfrutar, muchos tuvieron que lamentarlo. Toda su existencia perjudicados y a menudo los repudiaron, los maltrataron.
Este es un ensayo para la recuperación de la memoria de los que lucharon por unir. Los que formaron parte de algo que aún no era pero que llegó a ser. Aquellos a los que tuvimos que agradecer pero que nunca gravaron su nombre y a los que no podemos llamar. Siempre hay muchos anónimos a los pies de los Nombres. Siempre hubo Tuercas con mayúsculas que nos ayudaron a pedalear, y a las que, debido a nuestro exceso de velocidad, quisimos culpar de nuestra propia precariedad.

1 reacciones:

  1. Wo, yo una vez tuve una paranoia similar, pero en aquella ocasión, yo era una bola. Como una pelota de las que usan en gimnasia rítmica. Y rodaba y rebotaba por todas partes. No fue en un momento antes de dormirme, fue estudiando, que se te agotan las neuronas de forma similar. xD

    Ah, y muy buena la reflexión final. Por ellos. ^_^



Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

anomalías habituales © 2009