Creamos a los milagros.
La gracia de los bordes infinitos
traduce en limbos que repartimos
sales y óleos, así bálsamos.
La fuga, que de lo indecible
arrastra la lluvia maldita
¡qué triste que es! y qué temible…
el gris nos empaña, recita.
La gracia de los bordes infinitos
traduce en limbos que repartimos
sales y óleos, así bálsamos.
La fuga, que de lo indecible
arrastra la lluvia maldita
¡qué triste que es! y qué temible…
el gris nos empaña, recita.
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