Listos para despegar.

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4/10/07

El narguile produce un efecto narcótico que no debería, quizá porqué soy el único que mantiene la brasa al rojo vivo con caladas profundas y continuas. En este momento, cubierto por una niebla de misticismo oriental con fragancia a melón, mi mente, incitada por almas sedientas de conocer, se libera y empieza a escupir certezas; conclusiones que habitan en mi cabeza y que, de una forma u otra, se incrustan con más fuerza en el momento de ser pronunciadas, como si ello las comprometiera, subyugando mi espíritu, ahora en deuda con éstas.

A pesar de lo aparente, que siempre confunde, no soy dueño de mis verdades, sino que son ellas que me poseen, las que me obligan a sentirlas, a comprender quien marca el rumbo. Yo simplemente soy un aprendiz de marino que intenta descifrar, a través de la espesa niebla, lo que ellas difuminan. Y las verdades dicen que el mundo esta lleno de verdades; y que hay que salir a por ellas.

Delante de mi, dos seres cósmicos, de una galaxia cercana, cercana a miles de años luz, comprenden lo que, en un idioma extraño para ambos, mis verdades pronuncian. En ello intervienen los diáfanos marcos de la comprensión humana, que pueden abastar desde lo más comprensible hasta lo más insospechado, que permiten, entre otras ventajas, que tres individuos incomunicados físicamente durante toda su existencia pretérita puedan llegar a formar un círculo de conexión comunicativa, simplemente debido a la voluntad decidida de unos, escuchar, y de otros, expresar.

Sus verdades y las mías son transmitidas, analizadas, mezcladas, formuladas una y otra vez, reorientadas dentro del círculo. Entonces, sin romper aún la fricción, multiplicamos toda la información y ésta, tomando la forma de una verdad aún más cierta, vuelve hacia nosotros con mayor contundencia, instalándose en nuestro universo interior, en un lugar no fijo, para permanecer en contacto permanente con el inconsciente, preparada para surgir de nuevo, en otro momento de conexión circular, donde todos sean todos y no haya nadie más que nadie. Todo vuelve a empezar de nuevo; la verdad va haciéndose más verdad.

Hablo verdades,
Por eso prefiero hablar en presente.

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Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

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