New Order

2c

6/11/08

Te rondan por la cabeza estructuras mundiales que dominan por completo mentes ilusas. Esos que llaman del grupo Bildelberg; líderes de gobiernos y de las finanzas que se reúnen cada año y mientras beben y fuman -y no quieras saber qué cosas más- deciden las sucesivas acciones que les permitan alcanzar su único y verdadero objetivo: el poder absoluto.

Pienso eso hablando de otros tiempos, unos que parecen ya muy lejanos y más que nada ajenos. De las universidades y de compañeros de piso psicomaníacos, a los que te encuentras por el camino y desaparecen, conoces y quieres (u odias).

Así llegamos a Zeitgeist, ese increíble documento que nunca verás en los periódicos, rechazado e ignorado por los medios. Claro, los medios que ellos mismos controlan, los que si se aceptan y tienen alcance. Pero ya no importa más... ¿a quién le importa? ¿Nuevo Orden mundial? Pues bien, mientras no desordenen demasiado el mío, que hagan lo que quieran con el suyo. Total, mejor el FMI que no el Parlamento Chino. Mejor Disneylandia que Dubai, el Vaticano a la Meca! No merece nuestros mayores esfuerzos luchar contra lo que ni siquiera sabemos qué es exactamente, qué forma toma o en quien se plasma. De acuerdo: Capitalismo multinacionales intereses deuda especulación. Quizá incluso merezca nuestra vida. Pero ¿en qué forma se nos aparece todo eso? No voy a hacerme asceta. Por otro lado: Privilegios. Estoy aquí, sentado frente un ordenador que vale lo que para aproximadamente la mitad de la humanidad significa un año de su sueldo ¡y todo lo demás! Ya sabéis...¡todos sabéis! Pero nadie está dispuesto a hacer. En el fondo tenemos conciencia de grupo y aquél más extenso en el que te identificas es en la civilización, puto occidental. No vas a permitir que te quiten derechos en beneficio de otros ¡maldito egoísta! Desde Jesús a la Reserva Federal que te la están metiendo doblada y tu sigues creyendo que vas a salir bien parado, aceptas que te metan solo la puntita, con tal no te la metan entera. Pero lo cierto es que por tu cortísima memoria -ellos llevan anotando todo desde siempre- no te das cuenta que algún día, como les sucedió a tus abuelos y antepasados, incrédulos y fieles, patriotas y rebeldes, cuando menos te lo esperes vendrán y te dirán: ves lo que hay ahí fuera, lo que ves cada día, pues olvídate de todo porqué a partir de hoy todo eso ya no existe. Y por cierto: mientras te agachas sujétate fuerte por qué te va a doler.

Y entonces me pregunto qué cojones de absurdidad monumental es esto... Nada tiene ningún sentido. Elegimos algo por qué debemos elegir, lo que sea. Nos montamos toda una estructura mental para justificar las decisiones que tomamos y después, un día cualquiera, percibimos lo que es el principio del fin. Al siguiente día ya no crees nada de lo que creíste por la noche y todo se ha desvanecido. Múltiples fuerzas te absorben y succionan, primero la piel, luego los órganos, los huesos y por último lo que te queda del alma. Y ya eres aquél que siempre quisiste ser. Completamente aquél Insatisfecho, rechazas a Zeitgeist y las teorías de la conspiración por un nuevo orden mundial, te asomas a la ventana y quieres primero, antes que nada, encontrar la respuesta a tu propia locura, la que irremediablemente crece junto a la ajena. Entonces decides que hoy vas a ser un revolucionario pero que el resto del año vas a intentar apañarte con lo que hay, que no es mucho.

Así que piensas que es estúpido ser idealista teniendo un trabajo estable y facturas. Bodas, partos, encerronas del banco y escapadas sanatorias de fin de semana y congestión a la vuelta no perciben siquiera el significado de esa palabra. Es rematadamente fácil ser estudiante y salir a la calle a gritar y no beber la chispa de la vida. Cuando te agarras a la enorme rueda en que a fuego hay gravado “Sociedad global”el único deseo que asoma por tu angustia es no morir aplastado por ella. Pero eso no es lo que venía a decir: Quiero que alguien del futuro, con su nave intertemporal, aterrice a mi lado y me susurre la Verdad al oído. Que después de hacerlo se acerque a ese imbécil que se llena la boca de palabrería y le muestre como él mismo, dentro de veinte años, estará dando de palos a los que ahora son como él desde una cómoda silla en un decimotercer piso. Y le dirá: “Lo mejor de todo es que entonces no serás consciente de nada de eso. Lo único que te importará será el jodido euribor y los pañales para tu hijo cagón”. Ni por asomo va a plantearse si es o no es feliz. Solo lo hará si algún día ese lunático que nunca dejó de ser estudiante ni idealista es capaz de dar por el culo a su país entero, porqué los pobres son pobres pero son muchos y también están locos, así que no dudéis, por mucho que rechazéis a Zeitgeist y a las teorías de la conspiración, os lamentéis de Bilderberg u del capitalismo radical, ese otro malnacido disfrazado de negro, musulmán, indígena, conseguirá finalmente la llave de tu casa, entrará y te dirá: “ves todo lo que hay aquí a tu alrededor, pues vete olvidando de todo porqué ahora es mío. Fuera de mi vista maldito miserable”. La rueda te estará entonces aplastando. Y sí, a ser hijos de puta sabemos jugar todos, por lo cual ahora mismo solo nos queda algo: hacer como que no oímos, no vemos, no sentimos nada. Y lograremos sobrevivir.

2 reacciones:

  1. buffffff!!!!!

    Anónimo

    0:39
  2. brutal....totalment dacord!

    Anónimo

    13:04


Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

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