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4/9/06

Puede que llegue el caso en que ningún tipo de estímulo exterior afecte el estado del sujeto. A eso le podríamos incluso llamar pasividad neuronal, aunque la actividad del paciente en estudio presente unos esquemas totalmente normales, incluso en cierto punto por encima de la media general. ¿Qué es lo que constituye la anormalidad entonces? Sin duda alguna la pasividad reflejada a los estímulos externos, que podría traducirse como síntoma de algún tipo de desatención psico-emocional derivada probablemente de un trauma en la etapa de crecimiento estructural, que en el caso en que nos ocupa no demostraría más que el ansia por evadirse de un mundo en el cual los intercambios afectivos para el paciente en cuestión han resultado ser fallidos, han provocado que los intentos por atraer la capacidad comunicativa y desencadenar algún tipo de reacción emocional hayan resultado igualmente fallidos.

Todo lo anterior me lleva a pensar que la capacidad constructiva del sujeto creador en cuestión se está viendo afectada positivamente, asumiendo con éxito creciente las tareas de estructuración en textos imaginativamente complejos teniendo en cuenta el grado y estadio del aprendizaje en el que se encuentra, constituyendo a la vez un ejercicio altamente válido para la progresión en el campo de la interpolación de verbos subordinados y conjugados, frases perifraseadas, así como la constatación personal de una mejoría narrativa. Al mismo tiempo aumenta la concepción interior de realidad, asumiendo el riesgo de un posible rechazo a ojos científicos, que no harían más que mermar momentáneamente la firme voluntad creadora, más diría el ego social, sobreponiéndome al instante debido a la férrea determinación que me lleva a soltar las más estúpidas estupideces convencido de la belleza global del esquema.

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Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

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