Un día (versión dulcificada)

1c

24/11/07

-Ya estoy harto de miradas, ¡necesito conocerte! -dijo por fin-.
Aunque para él fuera el producto de muchas noches de cavilaciones en el tren, la cama, y cualquier otro sitio en el que se apareciese la dulce idea de la posibilidad, la sorpresa asoma en el rostro de Clara, quien estaba ya acostumbrada al juego del que tomaban partido, y con cuya ruptura todos sus esquemas son también desbaratados.
-¿Que es lo que quieres conocer? -responde sin pensarlo, con la firme voluntad de dejarle toda la iniciativa a él, por fin valeroso de enfrentarse a ese mundo imaginario, intuitivo y ya para siempre más en el pasado-.
-Quiero responder el por qué -se apresura a decir, despojándose instantáneamente del terror que ese momento sabía que le produciría-. Necesito saber por qué nunca me escribiste y a pesar de ello seguimos con ese juego interminable, que logra abstraerme amargamente.
-Yo no juego a nada. Te conozco de hace tiempo, de verte por aquí, pero no sé de qué me hablas: yo nunca pude escribirte por qué nunca tuve donde.
La poca credibilidad que esas palabras tenían hicieron que se echase a reír, incapaz de comprender una reacción que nunca sopesó, a pesar de la multitud de variantes que había llegado a imaginar. Esa situación, sin embargo, por fin estaba dando lugar y su excitación era máxima.
-Desde luego que eso es algo que nunca imaginé que dirías -dijo, sincerándose-. Sin embargo, quiero conocerte, ¡necesito conocerte! Debo liberar mi mente ilusa de alguien tan recurrente como tu. Es más, casi prefiero que conocerte signifique perder el interés por ti, ya que enamorarme de ti sería doloroso de soportar...aunque no podría evitarlo.
-¿Ah, si? -dijo, sin reflejar interés alguno, pero con las piernas a punto de fallarle- ¿Y entonces: qué quieres de mí?
-Pues eso, quiero, deshacer de una vez el mito en que te convertiste, demostrarme a mi mismo que no eres más especial que el resto. Como ves, es algo muy egoísta, pero: ¿a caso no nos enamoramos por como nos ven? Y yo no sé como me ves, pero puedo imaginármelo. Es por ello que quiero conocerte, por así decirlo: que me conozcas va a darme una opinión de como me ves, y seguramente va a ser menos optimista de lo que yo imagino que es...
- ¿Así que es un acto puramente egoísta? -dijo mirando por la ventana, con cara de decepción.
-Digamos que puede ser una estrategia para quitarle importancia al asunto, aunque como ya dije, todos somos egoístas. Yo, además de egoísta, soy sincero. ¿Es eso importante para ti?
-¿Para mi? Pues si, y bastante. Pero ¿a qué asunto te refieres?
-Al hecho de encontrarme aquí, contigo. Finalmente. También tengo miedo al fracaso.
-Algo que todo el mundo tiene ¿verdad? -apuntó, aguda.
-Exacto. Sería lamentable tener que soportar, después de todo este tiempo sin conocer apenas tu voz, sería lamentable tener que vivir con el dolor de tu ignorancia. Y muy pesado. Por ello puede que intente hacerte ver que no es por ti, que realmente es por mi, así no sospecharías cuanto me afectaría tu rechazo. Pero no sé si me entiendes...ya ves que le he dado muchas vueltas a todo. Ahora voy y me descubro solo hablando un par de minutos...
-Creo que no te entiendo, pero es cierto: eres sincero. Y me gusta ¿Tomamos un café?

1 reacciones:

  1. cualquier parecido con la realidad es pura casualidad?? Que te digo, me quedo el saco... amo leerte. no pares. Hasta pronto. SMOAK!



Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

anomalías habituales © 2009