13 de mayo, dietario de Rogelio Portodo

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21/5/08

Este es un fragmento del dietario que cayó de la bolsa de Rogelio Portodo uno de esos días en que andaba con prisas, sin prestar atención a nadie, con la mente fija en su objetivo, desconocido por todos, una fría mañana de marzo de ya hace un tiempo.

13 de mayo

Por la mañana, salgo a la calle con ella en mi mente, aunque estuviera con otra por la noche. No es la misma sensación de antes, aunque aún persiste algo de embrujo, de resquemor por haber sido tan estúpido y haber creído tanto en aquel "click" que nunca llegó, el que nunca supe provocar. Ya no pienso en toda esa energía que vertí como en algo recuperable, es más bien mi corazón, que vive a otro ritmo, más lento, anclado en la añoranza, esa que siempre tiene una oportunidad más que ofrecer, quien me obliga a replantearme, a reabrir de nuevo en mi cabeza las mismas preguntas que ya fueron replanteadas y reabiertas mil veces antes, y respondidas. Esas mismas dudas que manchan de nuevo aunque tan claro tiña la respuesta. Esas mismas dudas que quizá se disfracen de tales, aunque en realidad sean desengaños, respuestas que no aceptamos por qué no queremos, simplemente. ¡Pero eso al corazón le da igual! Él puede seguir empeñado en buscar respuestas adecuadas, soluciones que no le indispongan ni le hieran; reajustes de la realidad sin los cuales la vida sería demasiado insoportable de vivir, aunque viviendo de ellos resulte una lucha con final incierto.

Otras mañanas -ya las más, por suerte-, con la inestimable ayuda de mi amigo el Tiempo, es mi instinto quien guía mi conciencia. Y el instinto no es como el corazón: el instinto lo tiene todo claro, no se replantea ni reabre nada, no se indispone ni se siente herido; él siempre conoce donde está el éxito y donde el fracaso, por muy pequeña que sea la mancha que dejaron. Mi instinto hace tiempo que sentenció, y solo en los momentos en que el corazón (que es sin duda más grande cuando se hace grande, más poderoso y decisivo que no el sutil y temeroso instinto), solo en esos momentos en que se ve superado por el corazón y se torna voz estéril, sin repercusión alguna en nuestras voluntades, solo entonces no puede hacer nada y es temporalmente derrotado. Ahora eso a mi instinto le ocurre los menos días, porqué mi corazón se contrajo, dejó de luchar, y no es capaz de silenciar al instinto, así que éste aprovecha y dice lo mismo que siempre mantuvo pero que por momentos el corazón silenció:"no merece la pena; no luches por alguien que no lucha por ti".

Lo jodido de dejarse guiar por el corazón
es el peligro de meterse en una montaña rusa.
Lo jodido de escuchar al instinto
es el peligro de caer en un profundo sueño.
En este caso diría que lo mejor es mezclar,
con moderación.
Aunque no tenga claro quien me convenció.

Por aquél entonces Rogelio era un desconocido para mi. Ahora sé mucho más. Ya os seguiré contando...

2 reacciones:

  1. Avui m'he enrecordat de tu i t'he llegit. M'ha encantat, quina raó tens. Molts petons

    Anónimo

    17:24
  2. Instintiu o racional?
    El temps...amic o enemic?
    No luchar = a rendir-se

    Anónimo

    21:06


Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

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