La pena se ahoga en los meos de Barcelona

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9/7/08

Se creen que pueden alcanzar lo más alto sin pisar primero lo más sucio y ruin, sentir el miedo al precipicio o la sed de manantiales lejanos; la redención sin dolor no existe. Pues ¡ah! amigo: ¿acaso creías en la sagrada libertad? Así como el borracho cede y termina tirado en un escalón meándose encima mientras le roban el dinero que no tiene y la botella que necesita, el orgasmo no se alcanza sin el sufrimiento de la frustración, sin la insistencia ni la convicción del fracaso anterior. No hay gloria sin pena como no hay cordura sin locura, pero tampoco las calles de esta Barcelona sofisticada, altiva, de calles apestosas en madrugadas revoltosas ni tan siquiera los aros de rapadas mujeres con tajantes rostros que pretenden vivir objetivos distintos ni dementes perdidos con chubasqueros rojos en pleno verano y en busca y captura " si lo ven llamen y gracias por su colaboración" van a ser capaces de resolver tu duda de si es locura ni tan siquiera de si es cordura.

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Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

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