!Todo el puto día para servirle, señol!

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11/8/08

Estoy viendo a los malditos chinos dejarme con el culo en el suelo y por momentos los pelos de mis brazos se erizan ante la increíble fuerza de la voluntad humana, que es capaz de lo peor así como de lo más bello y genial -Observo mi cuerpo dormido y embarcado en etéreas naves de placer, desplazado de la perfección visual recuperando sueños robados por noches locuras –Saliendo tumbos abajo camino de la luz el aire y sociedad que recuerdan estoy aquí y mezclado otra vez – Libros nuevos encontrados comprados de Vosotros ya me conocéis no puedo dejar de escribir ni leer(os) - Sobredosis de electrónica narcótica en plantas y plantas de individuos y estantes con placeres y aglomeraciones; guitarristas virtuales que pretenden ser bandas de quinceañeros oscuros satánicos en consolas de hedonismo (por qué coño se le llaman así, consolas?) y sonidos envolventes pantallas de altas definiciones más perfectas que realidades mismas. Destellos de flaqueza de publicidad insistente joder está buena la jodida droga que le inyectan en La Hamburguesa, en mi la abstinencia solo aparece cada trimestre o así, en otros al rato y gordos enfermos mueren – Cuando abajo percibo de nuevo la existencia de mi ser en la memoria y estoy en la Rambla (no la plasta que te mueve en zigzag no, la otra de palmeras y chilabas negros borrachos y pijos, descafeinados yuppies disfrazados de hipsters hippies de marca y gente de buen rollo, todos esos), entonces percibo como mi alma se eleva encendiendo las ideas en los pulmones de raquíticas plantas que aunque poco y mal dieron lo suyo, se eleva leyendo primeras palabras de páginas recién tomadas debajo palmeras que iluminan artificiales luces y “gracias por permitirme leer”. Así que leo y recuerdo a grandes mujeres cruzando delante de mi, la mitad de ellas con mi corazón ya rendido de antemano (y tapado para que no lo descubran), dispuesto a dejarlo todo por sus pies y la ilusión de su perfección. También a bajitos hombres malayos sonriendo satisfechos y paquis hablando enfundados en sus largos vestidos veraniegos que dejan pasar el aire y tocar tu piel (siempre les envidié, como a los escoceses), pero los que a pasear mujeres no dejan, discutiendo en su idioma musical gracioso verdad y más si fumas un poco –La bici que me lleva se desplaza cuesta abajo a pesar de vivir en lo alto, no solo llego sino que paso de largo y me topo con la mujer mayor que pide tres veces perdón (no es tan mayor) por meterse en nuestro camino y la miro y no puedo más que reír y ella asustada por pensar ¡morir atropellada por bici y encima sin indemnizar! y también se ríe. La bici sigue por mi así que puedo pensar y sonreír disfrutar de los edificios que me envuelven tan mágicos y de una belleza tan natural (como todos deberían ser, pienso) entonces me encuentro por allí los coches detrás de mi paso, yo dominando la calle y esquivando los peatones por Sol i Revolució, la que constantemente está en mi, esparcida en alma de bici que de vuelta me lleva directo al bar delante de mi casa en el que solo una vez entré donde camareras cálidas e increíblemente hermosas me hablan y tipos que sueltan “adiós” al salir aquí en Barcelona soy del barrio, mi barrio, hay que hacerse del barrio, comunicarse con el barrio…y así sonriendo asombrado de estar viviendo todo eso se encamina a su casa para escribirlo todo y se olvida de mirar al chino de la tienda “todo el puto día abierto para servirle, señol” , y no da cuatro pasos más que da la vuelta entra en la tienda a comprar cualquier excusa arrepentido con ganas de saludar y la mujer allí escondida detrás de la caja con la pasta siempre sonríe hoy tengo ganas de hablar y te animo te hablo de los jodidos chinos que bien lo hicisteis todo belleza visual y me responde ella trabajar no podel miral pregunto de nuevo pero si no son los precios ella no sabel será por qué nadie le comunica si tu ser del barrio aunque quizá aún no descubril como ¡yo te voy a enseñal!

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Juan Ramón Jiménez

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