even better, part three

2c

20/3/06

En esta tercera entrega de la serie dedicada a Irlanda, quiero focalizar mis reflexiones en torno a lo que finalmente me sedujo de la isla en su totalidad. Es cierto, y me he dado cuenta de ello releyendo lo que ya había escrito, que la mayoría de los aspectos que menciono son negativos, y no me parece justo ni aproximado a los aromas y sensaciones que aquellos paisajes celtas dejaron en mi. Tampoco es que piense que el sentido de lo ya escrito fuera abiertamente crítico respecto a Irlanda, ya que de sobras se sobreentiende que me atrajo. Desde luego, si los mayores problemas o las mayores objeciones que uno tuviera de cierto país para argumentar los porqués de su odio, fueran que existen dos grifos (uno para agua caliente y otro para fría) en los lavabos, o que hay que llevar siempre monedas para pagar el autobús, ¿en que país uno no podría vivir?
Y es precisamente ahí donde se encuentra el punto fuerte de Irlanda: no puedes objetar permanentemente, no puedes criticar abiertamente, no le puedes encontrar demasiados motivos. Bien es cierto que yo no estuve viviendo allí, cierto también es que cuando uno viaja tiende a exagerar todo lo bueno que allí encuentra, o de otro modo, encuentra menos cosas mal. Como en algún lugar escribí, Irlanda está llena de contrastes, y estos son los que hacen que no pueda aparecerte ni blanca ni negra, esos son los que te hacen sentir que es una isla, pero en movimiento, en evolución.
Una de las cosas que me sorprendió fue la cantidad de gente joven que ves en las calles. Desconozco los motivos reales de tal realismo palpable, pero sé que sentirte rodeado de jóvenes significa que estas en un sitio repleto de energía nueva; los jóvenes son los que tienen la vitalidad y la ambición para cambiar cosas, para hacer cosas, hecho que implica también ideas nuevas, hecho que implícitamente lleva al cambio social. Ya sé que muchos, y sobretodo mayores, me van a argumentar que joven también implica alcohol, diversión, despreocupación,…aunque siempre son los que hacen ruido los que son vistos (por otra parte yo puede que haga ruido y sea callado a la vez, ¿se me entiende?). En fin, que tanta juventud me sorprendió y me alegró, porque, no se me negará, el futuro, por muy malo que se augure, lo va a escribir la juventud, y mientras haya jóvenes, hay un futuro.
Por otro lado, aunque relacionado con lo anterior también, no puedo encontrar, por mucho que me esfuerce, a otro país tan vinculado con la cultura de pub como es Irlanda. Puede que resulte políticamente incorrecto decir eso (por apología del alcohol), pero me encantan los bares irlandeses. Seguramente que después del golf, los pubs són el hecho cultural más exportado de Irlanda. Yo nunca había estado en ninguno, de verdad. Una vez entramos en uno de Barcelona (no hay nada más acultural) y los camareros eran paquistaníes o indios, aunque no bebimos nada, no se si fue porque íbamos ya muy pasados o porque estaban cerrando el chiringuito (je, toma slang español). Curioso es el caso, y volviendo al tema, que yo creía que el aspecto que tienen los clásicos pubs que hay esparcidos por el resto del mundo eran una exageración de lo que hay en Irlanda. Todos tenemos la forma de un pub por fuera, ¿verdad? Pues yo no se como ni porqué, pensaba que eran imitaciones de los antiguos pubs irlandeses (que lo son), y mi sorpresa fue grande cuando los vi (no todos ellos) del mismo estilo que aquellos que tenía en la cabeza. Aunque sin duda entrar en uno de ellos no es lo mismo que hacerlo en aquél de Barcelona que estaba regentado por paquis. Todos suelen ser muy grandes, con self-service por si las Guinness te abren el apetito, y si tienes suerte o te vas a los más turísticos (también saben explotar el turismo), con música en directo. Yo creo que me podría pasar días enteros en el pub, en honor a la verdad, muchos de ellos lo pasan. Tienen un gran surtido de juegos: billar, dardos, recreativas, de mesa,…Luego tienen, todos, pantallas de televisión o grandes pantallas en donde pasan todos los deportes que te gustan, sin olvidar que la variedad de alcohol es simplemente asombrosa; la de cerveza supera los diez surtidores en cualquier pub cutre que encuentres en el pueblo más perdido de Irlanda, seguro. En definitiva, que no me extraña que tengan problemas con el alcohol, aunque puede que eso les favorezca en las relaciones personales, si más no, les protege del frío invierno, ¿qué deben hacer si no, congelarse?
Por cierto, y a modo de inciso final, que en lo que refiere al método de pago en los autobuses, se me hizo saber, por medio de alguien que actualmente allí vive, que hay un modo de compensación si tu pagas más de la cuenta, así que, si mal no recuerdo (mi memoria es cada día peor), si tú, por no tener cambio, pagas más del importe debido por tu trayecto, y pides el recibo correspondiente al conductor, esa cantidad te es retornada. Eso si, el proceso requiere paciencia por parte de uno, ya que, a parte de recolectar todos los recibos de 5 o 10 céntimos, o más, que pagó en exceso, luego hay que ir a cobrarlo, y como me imagino, habrá que hacer la también correspondiente cola en el correspondiente edificio público, que por otra parte seguro que tiene el correspondiente horario de edificio público, lo que seguramente signifique al fin, que o bien se dispone de tiempo libre para hacerlo, o bien uno debe de ir mal de dinero para hacer, sí, el correspondiente esfuerzo.

Looking Good part two

4c

7/3/06

Hay ciertos mitos que persisten a lo largo de los siglos; hay ciertos paisajes qué, aunque uno no haya visitado nunca, siempre tiene presentes en la retina; también hay gentes que te parecen de algún modo concreto, culturas con las que crees que te sentirías a gusto, así como vientos que de buen seguro sabes que temerías. Sí, todo eso son prejuicios, y no debe porque tomar eso mismo un sentido negativo, aunque siendo prejuicios siguen.
Al llegar a Irlanda, mis prejuicios sobre esa isla eran éstos. Creía que eran un pueblo acogedor, con una cultura del alcohol digamos que…envidiable, con un paisaje perpetuamente verde, con montes que se rompen en increíbles acantilados sobre el mar, con un Dublín lleno de calles oscuras y bares auténticos (entendiendo por auténtico a un lugar en donde el efecto del turismo de masas no ha alterado su contenido ni su continente previo), así como un país relajado, sin demasiado estrés por las preocupaciones “modernas”.
Nada más lejos de la realidad, la concepción previa que uno tiene sobre alguien siempre o casi siempre suele estar equivocada. Más segura es la equivocación, por lo tanto, sobre lo que uno piensa sobre un grupo de gente, o más sobre un país entero. Desde la distancia de lo que uno ya ha vivido, aunque sea por poco tiempo, Irlanda me resuena a modo de contrastes. Me explico. Es un mundo del siglo pasado que de golpe, así como casi sin quererlo, ha entrado en el siglo veintiuno. Es como si alguien hubiera parado el tiempo en ciertos lugares y en cambio, en otros, hubieran apretado el acelerador. Y todo eso lo demuestran hechos como que en Dublín, el puerto (no es de menos comentar que en una isla el puerto se convierte en la principal arteria de suministro de mercancías), esté tan mal situado, que para trasladar toda la carga hacia la ciudad y el resto del país, los camiones deben atravesar el centro de la ciudad, ya que no disponen de ninguna alternativa. Imaginaros el caos que eso genera: decenas y decenas de grandes camiones, cargados con todo tipo de mercaderías arriba y abajo por, digamos, la Rambla de Barcelona o la Gran Vía madrileña (inciso: los mejores son los camiones cisterna, pero no los de gasolina ‘típicos’, sino los camiones cisterna de Guinness!!). Además me contaron que están construyendo un túnel que agujereará todo el centro para que los camiones pasen por él, aunque por lo visto se les inunda constantemente y en algunos sitios el peso de los camiones afecta la estructura y no puede soportarlos (yo que pensaba que estas cosas solo pasaban en España!). Tirando del mismo hilo, y si mi memoria no falla, en toda la isla hay 2 autovías; una hacia el suroeste y la otra hacia Belfast, el norte. No hace falta que os diga que eso no se debe a que el resto de carreteras están en perfecto estado, sino más bien es al contrario; nunca imaginé que entrar a Dublín se hiciera por una calle, así, sin más. Nada de autovías de cuatro carriles por lado, una simple calle en la que solamente te das cuenta de que ya estás en Dublín porque la densidad de edificios es mayor. Te parece entrar en un pueblo más, más grande que el resto, pero un pueblo más. Sin duda esto es un rasgo del pasado, de una ciudad que no fue planeada para crecer, a la que no se le dispuso de lo adecuado, o un signo del crecimiento imprevisible que ha sufrido no muchos años atrás. Además, la autopista que llega a Belfast lleva años en obras, y a día de hoy no está terminada.
Con todo lo que estoy contando no pretendo desprestigiar al país Celta. Solo pretendo mostrar los diferentes aspectos de una sociedad que en los últimos diez o quince años ha experimentado uno de los crecimientos más importantes de la UE. Eso genera camiones por el centro, que por otra parte está lleno de tiendas elegantes, de calles limpias y recién remodeladas, con bares alucinantes y una cantidad de gente paseando asombrosa, comiendo en los restaurantes o comprando aquí y allí, más baños con un grifo para el agua fría y otro para la caliente, más carreteras desastrosas allá por donde circules, más coches de gama alta por doquier, más atascos continuos, más trayectos inverosímiles y eternos en autobús, más chicos jóvenes pidiendo en la calle, al lado de los cajeros, fuera de los bares.
Así mismo, y esto es más bien teoría especulativa mía, me temo que tales contrastes desaparecen a medida que uno se aleja de la gran Dublín. Me refiero a que la Irlanda que podríamos calificar de ‘profunda’ carece de ese lado ‘moderno’ que Dublín posee y que le da, por su novedad, ese contraste, esas facetas tan diferenciadas a la ciudad. Y con eso me pregunto si, en caso de que así fuera, como será la vida en esa otra Irlanda que no descubrí, esa Irlanda donde las empresas de software, de publicidad, productoras, banca, finanzas, comunicación, etc. no existen, donde lo que se denomina empresa tiene el mismo nombre ahora que hace 15 años y se dedica a la agricultura, al ganado, a llevar una ferretería, el pub del pueblo donde todos los que se juntan cada tarde a tomarse unas pintas que la cisterna de Guinness les proporcionó son siempre los mismos, la frutería,…Y me pregunto si ellos no serán concientes de que eso es realmente Irlanda, que tampoco les apetece demasiado entrar en el siglo XXI, si es que eso significa perder un poco de su esencia. Será por eso que hay una ley en la que no se permiten las grandes superficies comerciales? (por eso no hay IKEA, por ejemplo) O simplemente seré yo que especulo demasiado con mis teorías? Seré yo que hablo mucho y conozco poco?

Looking good part one

1c

1/3/06

Cuando te encuentras en tierra ajena, tus sentidos se activan enormemente. Normalmente de las cosas que nos damos más cuenta es de aquellas en las que observamos diferencias con respecto de donde venimos. Así, comparando las cosas cotidianas es como vamos sacando nuestras propias teorías, a veces rocambolescas, sobre como es esa gente que te rodea, en ese nuevo y desconocido lugar. En Irlanda, por ejemplo, en los baños, la pica donde uno se lava las manos (aunque recientemente me enteré que ‘pica’ no se usa en toda la geografía española, yo la uso aquí, y creo que de forma correcta, no?), pues bien, decía, que en la pica de los baños hay dos grifos (grifo si que creo que es palabra universalmente aceptada), uno para el agua caliente y el otro para la fría. Y podéis pensar: y qué? Una forma más de hacer salirla, o también podéis pensar esto otro: es que les gusta o el agua muy fría o muy caliente y no les gusta mezclarlas, no les van los tonos medios. Pues bien, no tengo ni idea de porque el sistema irlandés es así, lo que sí sé, y comprobé, es que lavarte las manos en Irlanda significa a lo mínimo dos cosas: 1ª o uno. Si te gusta el agua fría o muy caliente, de acuerdo, te va a dar igual, pero si te gusta templadita, ya te puedes ir olvidando (la combinación fría caliente = templada es imposible con dos grifos, a no ser que llenes la pica). 2º o dos. Cuando vayas al baño, a parte de tener que elegir entre dos grifos iguales, normalmente no llevan el típico identificativo azul (frío) o rojo (caliente), con lo cual corres el riesgo de elegir el equivocado (aunque ahora pensándolo quizá exista una regla para todo el país del tipo: grifo caliente a la derecha y grifo frío en la izquierda…). El tema, y quizá para mí sea el más importante, es que el agua fría esta jodidamente fría, y el agua caliente abrasa, con lo cual llevar a cabo una acción tan cotidiana en Irlanda, un país que por otro lado me encanta (que no quede por negativo), puede acabar en medio tragedia, bien porque te quemes las manos, o bien en algo cómico (como por ejemplo yo hacía) al intentar mezclar las dos aguas pasando mi mano por debajo de los dos grifos alternativamente y a modo repetitivo.
Y termino, aquí dejo mi primer relato sobre la Irlanda vivida (termino que no debe ser sinónimo de real, más que es realmente real sino lo vivido?), aunque debería decir que mayormente todos los hechos aquí contados, a parte de ser evidentemente vividos, y así que valga por lo sucesivo, acaecieron en Dublín y suburbios. Y termino, ahora si, con mi pregunta final, o mi demanda al pueblo irlandés, y más concretamente y para así poder ser más efectiva la llamada, al ministro que le incumba el asunto (digo yo que será el de…bueno, en realidad no tengo ni idea ni creo que los ministros se puedan dedicar a ello), es que por favor dejen tal práctica, llamémosla de los “dos grifos”, ya que dudo mucho que la gente esté plenamente satisfecha con ella. O es que no se dan cuenta que no es nada práctico? Y si es que hay algún tipo de mafia o de monopolio que impide la entrada al país de los grifos con regulador de temperatura, que el pueblo se alce y luche contra ésta ignominia, que si por algo se ha caracterizado el pueblo irlandés a lo largo de la historia es por su férrea voluntad a no ser dominados, por ser dueños de sus deseos y de su futuro. Además, no me entraría en la cabeza que nunca se hubiesen preguntado como ingeniárselas para hacer salir el agua templada?  Creo que no, más bien supongo que ellos se deben encontrar cómodos con ese método, aunque entonces me pregunto: cual es su problema? O es que en realidad es mí problema?


Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Juan Ramón Jiménez

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